Mi amigo se ha ido a Magadan1,
Mi amigo se ha ido a Magadan
Descúbranse y dénle felicitaciones
¡porque su voluntad fue la de irse!
No hubo policías que lo detuvieran,
no fue por sus errores,
ni por sus excentricidades, como dicen algunos.
Simplemente se fue.
Preguntarán algunos: ¿Con qué fines se fue?
¿Qué razones para dejar atrás todo lo suyo?
¿Qué hay allá sino estepas sin confines
plagadas de asesinos, plagadas de asesinos?
“Los rumores son falsos”, dice mi amigo;
“Moscú también esconde asesinos por montones”.
Llevaba todas sus cosas en una sola maleta,
cuando se fue a Magadan, cuando se fue a Magadan.
En realidad no es que yo sea muy viejo
(hace pocas noches
fui capaz de saltar de un vagón)
pero yo a Magadan mejor no viajo;
prefiero en cambio olvidar lo que soy,
cerrar muchos capítulos o ponerme a tocar la guitarra
y decir lo que él verá al llegar,
lo que nunca vio antes en Magadan, en Magadan.
No habrá guardias que lo golpeen por el camino.
Se fue por su propia voluntad.
Por su propia voluntad se fue a trabajar al Norte
porque sentía hastío de nosotros.
¿Qué le reservará Dios a esta vida mía?
Tal vez también emprenderé la huida hacia Magadan
para ver si mi amigo está mejor.
¡Yo también seré un desertor!
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