Mientras sobrellevaba mi Desgracia
andando sobre el hielo en primavera, -
el hielo se cuarteó, se abrió - mi alma cayó,
como piedra se hundió bajo el agua, -
Pero Desgracia - aunque pesada,
logró asirse
de afilado borde.
Y Desgracia, desde entonces
me busca sin parar por todas partes, -
Rumores y ecos de Rumores
acompañan a Desgracia.
Y que yo no había muerto
lo supo el desnudo sauce
y varias perdices.
Quién le diría
a mi Señor,
cuál de estas criaturas me habrá delatado, revelado mi secreto, -
y, por su pasión, fuera de sí,
él me siguió,
pero con él tanto Desgracia como Rumor
también aparecieron.
Él me alcanzó, me tendió sus brazos -
me abrazó, me subió hacia sí, -
junto a él, sobre la montura, Desgracia sonrió.
Pero mi amado no pudo quedarse -
Tan sólo fue un día, -
Pero Desgracia por toda la eternidad
se quedó...
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