Cuando el agua del Diluvio
Universal volvió a los límites de sus orillas,
el Amor salió silenciosamente
de la espuma del torrente a la tierra firme.
Y se disolvió en el aire - por el momento -
sobre los continentes pecadores.
Y todavía hay gente tan extraña que respiran
hondamente esta mezcla con todo su pecho,
y ni esperan recompensas ni temen castigo,
y pensando que simplemente
respiran de repente entran en unísono
con otra respiración entrecortada.
Pero el sentimiento, como una barca,
debe quedarse mucho tiempo a flote
antes de comprender que “quiero”
es lo mismo que “respiro” o “vivo”.
Habrá muchas peregrinaciones y vagabundeos -
el País del Amor es un gran país,
y va a ser cada vez más
severo con sus caballeros,
les exigirá separaciones y distancias,
les privará de descanso y de sueño...
Pero no se puede hacer volver a los insensatos,
ellos están dispuestos a pagar cualquier precio,
incluso darían la vida para no dejar romper,
para preservar el mágico
e invisible hilo
que entre ellos fue tendido...
La brisa fresca embriagaba a los elegidos,
les tumbaba, les resucitaba,
ya que si no quería,
¡no vivía, no respiraba!
Pero a los ahogados con el amor
no les alcanzará tu voz, por mucho que les llames...
Los cuentan los rumores y vanilocuencia,
pero este cuento está mezclado con sangre.
¡Pongamos velas a los fallecidos
por el amor nunca visto!
Sus almas pueden andar entre las flores,
sus voces se unen al compás,
ellos respiran juntos con la eternidad;
se encontrarán con el suspiro
en los labios en frágiles pasos y puentes,
en estrechas encrucijadas del Universo...
Voy a poner los campos a los enamorados,
¡que canten en sus sueños y en la realidad!
Yo respiro - entonces yo amo,
yo amo - entonces yo vivo.
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