A lo largo del barranco, sobre el precipicio, por el mismo borde Doy latigazos a mis caballos, les fustigo. Me falta el aire - bebo el viento, trago la niebla, Intuyo con el éxtasis mortal: Me muero! Me muero! ¡Un poquito más despacio, caballos, un poquito más despacio! ¡No obedezcáis al tenso látigo! Pero qué caballos más caprichosos me tocaron - No me dío tiempo a llegar hasta final de mi vida, ni a terminar la canción. Yo daré de beber a mis caballos, Yo acabaré el cuplé - Aunque sea un poquito Me quedaré al borde! Desapareceré yo, el huracán me llevará como una plumilla de la palma de la mano, Y en un trineo me arrastrarán por la nieve, al galope, por la mañana. A paso lento cambiad, mis caballos, Aunque sea un poquito, prolongad el camino hacia el ultimo refugio. ¡Un poquito más despacio, caballos, un poquito más despacio! ¡No os manda ni el látigo, ni la fusta! Pero qué caballos más caprichosos me tocaron, Por lo menos terminaré la canción. Yo daré de beber a mis caballos, Yo acabaré el cuplé - Aunque sea un poquito Me quedaré al borde! Hemos llegado a tiempo - no hay llegadas tardías cuando se visita a Dios; ¿ Pero por qué allí los ángeles cantan con esas voces viles? ¿O acaso es una campanilla que perdió la voz por los sollozos? ¿O soy yo que grita a los caballos que no arrastren tan rápido el trineo? Un poquito más despacio, caballos, un poquito más despacio! Os suplico no volar a todo correr! Pero qué caballos más caprichosos me tocaron... No me dío tiempo llegar hasta final de mi vida, por lo menos terminaré la canción. Yo daré de beber a mis caballos, Yo acabaré el cuplé - Aunque sea un instante Me quedaré al borde...
© Olesya Zaporozhets. Traducción, 2013