Era así - yo la amaba y por ella me moría,
Era así - sólo con ella yo soñaba.
A escondidas en mis sueños la veía,
La amazona que en caballo cabalgaba.
¿Qué era la sabiduría de los libros
Si a sus huellas yo podía apretarme!
¿Qué le pasaba, reina de mis ensueños?
¿Qué le pasó, mi dicha de ilusionarme?
Nuestras almas en primavera se bañaban,
Nunca tristeza y dolor había,
Nuestras cabezas en el vino ya flotaban.
Y parecía que no habría melancolía.
Ahora una mortaja hay que prepararle,
Río llorando y lloro sin ningunas razones.
Un frío eterno le ha paralizado su sangre
Por miedo a la vida, por presentimiento de óbito.
Se hizo claro que la cancion no se cantara,
Se hizo claro que tampoco se soñara.
Con ella, las visiones iban a la hila
Y se estiraban como hilos de mentira.
Yo quemo el resto de festivas ropas,
Corto las cuerdas, me libro de estar alucinado.
No voy a venerar al ídolo de engaño
Ni ser esclavo de la esperanza defraudada.
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