Piensas, no te va bien con tu mujer. Piensas, algo anda mal en tu cabeza. Piensas, te asaltaron en la escalera. Di gracias por aún estar vivo. Y qué es esto de padecer un sarcoma, y qué es esto de beber como una esponja, y qué es esto de botarme de mi casa. Di gracias por aún estar vivo.         Y que no me importe que mi socio del poker estire la pata y que no me importe por las noches sonar con los espíritus de la familia y que no me importe que en el Sofía me partieron los dientes. Di gracias por aún estar vivo. Sí, de acuerdo, está bien, ayer dormí en el aserrín, sí, de acuerdo, está bien, me dieron una patada en la quijada, sí, de acuerdo, está bien, me sacaron en camilla, Di gracias por aún estar vivo.         Está bastante mal que no toques el violín, está bastante mal que seas pálido y flaco, está bastante mal que te golpeen por error. Di gracias por aún estar vivo. Sí, es verdad, el que quiere puede, sí, es verdad, soy culpable, ¡Dios me perdone! Sí, es verdad, pero algo me preocupa: ¿a quién decir gracias por aún estar vivo?        
© Juan Lius Hernández Milían. Traducción, 2010