Responderé a las preguntas con total claridad
para satisfacer la curiosidad.
¡Sí! Mi esposa es francesa,
pero de origen ruso.
¡No! Ahora no tengo amantes.
¿Qué si tendré? No pienso por ahora.
Hace aproximadamente dos años que no bebo.
¿Qué si beberé de nuevo? No sé, no estoy seguro.
¡Pues no! No vivo cerca de Sokol1
y a París no me he podido ir...
¡Y usted pregunte con franqueza,
sin cortapisas ni rodeos!
Responderé a las preguntas con total claridad,
como en el confesionario con un cura.
Gotean saliva en sus agendas,
al parecer, harán preguntas sobre el sexo.
¡Así mismo es! Entonces el periodista, ruborizado
y como sin querer, mirará tras la cortina
o se arrastrará por debajo de la cama con una grabadora
y me pregunta: "¿Ha traicionado a sus esposas?"
¡Pues, no! No vivo cerca de Sokol
y a París no he podido ir...
¡Y usted pregunte con franqueza,
sin cortapisas ni rodeos!
Ahora voy a referirme a lo más importante:
uno, de pie en su rinconcito, con modestia
preguntó: "¿Y que tenía usted en mente
en tal o más cual canción, en tal o más cual verso?"
Respuesta: Esopo no ha resucitado en mí
¡No me guardo nada, no arme escándalo!
Lo que tenía en mente, eso lo escribí.
Mire, me quedé en cueros. ¡Está convencido!
¡Pues, no! No vivo cerca de Sokol
y a París no me he podido ir...
¡Y usted pregunte con franqueza,
sin cortapisas ni rodeos!
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