Te amo ahora,
ante todo, sin secretos,
sin un "después", sin un "hasta", me ciega tu belleza,
iracundo o riendo, pero, te amo ahora,
no te deseo en pasado, en futuro no sé.
En pasado un "yo te amaba"
es más terrible que una tumba
y toda mi ternura queda desalada, presa,
aunque el poeta de los poetas nos dijera:
"Yo le amaba, el amor aún pudiera ser"1.
Así se le dice a los abandonados, a los mustios,
y, al hablar, hay esa compasión, esa indulgencia
que se siente por un rey destronado,
esa lástima por las pasiones de ayer
que han perdido el apasionamiento
y como cierta desconfianza por el "yo te amo".
Te amo ahora,
jetéeme! Sin promesas,
mi vida es vida ahora, ¡no me cortaré las venas!
Te amo oportuna y continuamente ahora,
sin nostalgia por el pasado, sin delirar por el futuro.
A ti llegaré a nado,
iy hasta decapitado!
con galletas que pesen kilogramos,
pero no te equivoques, no me obligues a agregar
un "te amaré" al "yo te amo".
Aunque parezca extraño en un "te amaré"
hay amargura, una falsa firma, una carcoma,
un escapar por si acaso,
un veneno incoloro en el fondo del vaso,
como una bofetada al presente
y dudas sobre el que yo te ame ahora.
En sueños hablo francés
usando muchos tiempos
de los que el futuro no es así y el pasado es otro,
estoy clavado a un poste de ignominia,
condenado a la barrera del idioma.
¡Ah, la diferencia de idiomas!
No es una situación, es un fracaso.
Pero, juntos, saldremos del apuro para encontramos a solas.
¡Te amo en los tiempos compuestos
y en el futuro y el pasado del presente!
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