Bulat Okudzhava
La tierna Verdad con lujos se vestía, engalanada por inválidos, huérfanos y tontos; la grosera Mentira engatusó a la verdad, diciéndole: "¡Quédate a pasar la noche en casa!" Y la crédula Verdad se durmió tranquilamente, Sonriéndose babeada mientras dormía. La Mentira maliciosa se tapó con la sobrecama, se metió dentro de la Verdad y quedó feliz por completo. Luego, al levantarse, le hizo muecas con cara de buldog, ¡celosa como mujer al fin, se cuida! No hay diferencia entre la Verdad y la Mentira, si, por supuesto, la una y la otra están desnudas. Quitó a la Verdad las cintas derechas de sus trenzas, agarró sus ropas, se las probó a ver cómo le quedaban, tomó el dinero, el reloj y, además, los documentos, escupió, blasfemando malas palabras, y se fue a toda prisa. Solo al amanecer la Verdad descubrió el robo y se asombró al mirarse atentamente: alguien consiguió hollín en algún lugar y, sin más ni más, embadurnó a la pura Verdad. Y la Verdad reía cuando le tiraban piedras: "¡Es mentira, la Mentira se vistió con mis ropas!" Dos inválidos bondadosos levantaron un acta y le echaron una refriega de groserías. La pusieron como un trapo, como a un infame, peor que a un infame, y le azuzaron los perros: "¡Acaben con ella! ¡Que se vaya a vivir al kilómetro ciento uno, que la destierren por veinticuatro horas!" El acta aquella era una andanada de injurias, a propósito, involucraba a la Verdad en asuntos ajenos a ella, mj 8 al parecer, a cierta inmundicia le llaman Verdad y, bien, ella misma se emborrachaba hasta quedar en cueros. La Verdad Desnuda juraba, daba su palabra, sollozaba, enfermó largo tiempo, vagabundeaba, necesitaba dinero; la sucia Mentira se robó un caballo de pura sangre de finas y largas patas y salía a galopar por áhí. Por otra parte, con la Mentira notoria es agradable conversar. La Verdad te saca los colores a la cara y te avergüenza. Ahora, extraviada por intrincados caminos, evita a la gente por andar desnuda. Cierto hombre ingenuo hoy en día defiende la Verdad, la Verdad en sus palabras no tiene ni una pizca de verdad: a Verdad Pura triunfará con el tiempo, si hace lo mismo que la Mentira descamada.            
© Juan Lius Hernández Milían. Traducción, 2010