No te dimos muchos mimos, tampoco fuiste compartida,
y si algún día te quisimos, ya pasó.
Llevo tu limpia imagen en el alma, Valentina,
y Liosha1 en el pecho se la grabó.
Y aquel día, en el andén, se alargó la despedida,
hasta la muerte recordarte prometía.
Dije: «¡Nunca en la vida olvidaré a Valentina!».
«¡Yo tampoco!», Aliosha respondía.
Di, por favor, quién de los dos se desespera.
¿Quién sufre más?, no es fácil entenderlo.
Él lleva tatuado tu perfil por fuera,
y mi alma está agujereada desde dentro.
Y cuando ya no puedo más y me asfixio -
espero que no te ofendan mis palabras, -
le pido que se desabroche la camisa
y te observo durante horas largas.
Pero hace poco un colega, persona hermosa,
ahuyentó todas mis penas con su arte:
copió tu cara del pecho de Aliosha
y consiguió sobre mi pecho tatuarte.
Sé que no es bueno mancillar a los amigos,
pero me eres más cercana, lo intuyo,
pues mi tatuaje... tu tatuaje - rectifico -
¡es mucho más bonito que el suyo!
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