En la frontera con Turquía o con Pakistán, hay una zona neutral, y entre los matojos, nuestros guardias fronterizos con su capitán. Y justo enfrente, los puestos de los otros. Pues, en la zona desmilitarizada las flores son... ¡una gozada! Al capitán su novia le pide casamiento, llega y le dice: «¡Cariño, venga, va!..». Habrá que regalarle a la moza un ramillete: una boda sin flores es cogorza y nada más. Pues, en la zona desmilitarizada, las flores son... ¡una gozada! El jefe de los otros hoy está contento: ha venido su zagala, ¡vaya ventolera! También le dice, pero en turco: «Cariño, no te mienta, un bodorrio habrá, una gran borrachera». Pues, en la zona desmilitarizada, las flores son... ¡una gozada! Nuestras tropas fronterizas no es gente cobarde, fueron tres y el capitán, echándole cojones, ¡cómo iban a saber que la misma tarde los asiáticos también saldrían por las flores! Pues, en la zona desmilitarizada, las flores son... ¡una gozada! Al capitán le embriagó el vaho de las flores. Su capitán también quedó bastante descompuesto, gimió en turco y acabó tendido entre los brotes. «¡Tu... madre!», el nuestro exclamó, en ruso por supuesto. Pues, en la zona desmilitarizada, las flores son... ¡una gozada! El capitán está soñando que han abierto la frontera como del Kremlin el portón. Un bledo le importaba el otro estado soberano, a la tierra de nadie quiso hacer una excursión. ¿No se puede? ¡Qué mal! ¡Si es de nadie, chaval! ¡Es una tierra neutral! Pues, en la zona desmilitarizada las flores son... ¡una gozada!
© Oleg Shatrov. Traducción, 2012