Nuestros antecesores, gente tosca e histérica, tras propinarse unas cuantas bofetadas, de pronto avistaron algo grande y esférico que les sobrevoló y les dejó muy intrigados. En las conjeturas y debates encendidos, no paran de inculpar a los platillos volantes las fugas de energía en los Estados Unidos y nuestra existencia amarga e irritante. Mirad, ahora el platillo planea sobre Florencia: la Santa Inquisición, tan cobarde que era, bien pronto vende las indulgencias, rápido quema a los eruditos en la hoguera. En las conjeturas y debates encendidos, no paran de inculpar a los platillos volantes las fugas de energía en los Estados Unidos y nuestra existencia amarga e irritante. No es que sea nuestra vida triste o patética, ahora, sin embargo, tampoco nos alegra: alguien ha visto un par de platillos sobre América y otros dos han visto sobre nuestra tierra. En las conjeturas y debates encendidos, no paran de inculpar a los platillos volantes las fugas de energía en los Estados Unidos y nuestra existencia amarga e irritante.
© Oleg Shatrov. Traducción, 2012