Nuestros antecesores, gente tosca e histérica,
tras propinarse unas cuantas bofetadas,
de pronto avistaron algo grande y esférico
que les sobrevoló y les dejó muy intrigados.
En las conjeturas y debates encendidos,
no paran de inculpar a los platillos volantes
las fugas de energía en los Estados Unidos
y nuestra existencia amarga e irritante.
Mirad, ahora el platillo planea sobre Florencia:
la Santa Inquisición, tan cobarde que era,
bien pronto vende las indulgencias,
rápido quema a los eruditos en la hoguera.
En las conjeturas y debates encendidos,
no paran de inculpar a los platillos volantes
las fugas de energía en los Estados Unidos
y nuestra existencia amarga e irritante.
No es que sea nuestra vida triste o patética,
ahora, sin embargo, tampoco nos alegra:
alguien ha visto un par de platillos sobre América
y otros dos han visto sobre nuestra tierra.
En las conjeturas y debates encendidos,
no paran de inculpar a los platillos volantes
las fugas de energía en los Estados Unidos
y nuestra existencia amarga e irritante.
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