Unos creen en Mahoma, en Alá o en Jesús,
ni en el Diablo creen otros, por burlarse de la gente.
Y qué buena religión han inventado los hindús:
si un día la palmamos, eso no es para siempre.
Si eras de espíritu abierto,
lleno de sueños renacerás;
y si vivías como un cerdo,
te vuelves un cerdo quizás.
Si te miran de reojo, acostúmbrate enseguida:
te reencarnarás en un agudo criticón.
Y si la muerte de un rival has visto en esta vida,
en la siguiente vas a ver mejor que un halcón.
Vive tranquilo, sin revuelos,
puedes sentirte mucho mejor:
tu alma, un día de estos,
se trasmutará en un director.
Hoy barrendero puedes ser, mañana naces capataz,
en la otra vida a ministro pueden ascenderte.
Si eres un tarugo, a baobab te pasarás
y seguirás de baobab hasta la otra muerte.
Ser un perico es muy triste,
ser víbora no me emociona:
si como persona naciste,
sigue viviendo como una persona.
¿Quién es quién?, ¿quién era quién?, no se sabe nunca.
¡Y - fíjate - los nada de hoy todo han de ser!1
Este gato cochambroso sería un granuja,
y este hombre majo, el perro manso de ayer.
Estoy saltando de emoción,
conmigo los espíritus:
¡una estupenda religión
han inventado los hindús!
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