Arrastraba yo mi Pena
por el hielo de primavera,
se rompió el hielo, mi alma se cayó
se hundió como una piedra.
Y aún pesada, mi Pena
a la orilla escarpada
se agarró.
Y desde aquel instante,
la Pena me sigue a todas partes.
Los Enredos andan con ella, los Rumores.
Y que viva yo seguía
el sauce triste lo sabía,
y también las codornices,
ruiseñores.
Quién se lo dijo lo ignoro,
a mi amo, mi señor;
me descubrieron, hablaron las lenguas.
Y con fuego en el corazón,
en mi búsqueda se lanzó...
La Patraña y la Pena
lo siguen lentas.
Al final halló mis pasos,
me sujeta en sus brazos,
junto a él, a caballo, la Pena sonriente
Mas quedarse no podía,
se marchó el mismo día,
y la Pena se quedó
para siempre...
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