Cuando empiezo a tropezar en los versos,
cuando no me salen rimas, sino ripios,
entonces les canto a los marineros,
aprieto el mástil en mis dedos dormidos.
¡Qué importan mis contratiempos,
todas mis tribulaciones en tierra!
Llevadme al mar, marineros,
¡estaré de cuarto en cubierta!
Pululan en el mar las criaturas,
procuran no meterse entre las aspas;
y en tierra hay tantos caraduras
que te pisan, te empujan y se zafan.
¡Pues, qué importan mis contratiempos,
todas mis tribulaciones en tierra!
Llevadme al mar, marineros,
¡estaré de cuarto en cubierta!
De las tres ballenas debéis olvidaros,
porque la Tierra no es solo para tres.
No tenéis libertad en los puertos lejanos,
yo no la tengo en los míos: siempre al revesé!
¡Pues, qué importan mis contratiempos,
todas mis tribulaciones en tierra!
¡Enviadme una lancha, marineros,
y sobre el remo, una copa entera!
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