variaciones gitanas
Iba caminando, paso suelto, pierna ligera,
tan libre y tan bello...
De repente, una aflicción, una pena negra,
con maña, me agarra por el cuello.
No la conocía, de pueblo en pueblo iba.
Y ahora me susurra: «¡Te estaba esperando!..»
Y me junté con ella, sin motivo.
¿Adonde ir? ¿Y para qué? ¿Y cuándo?
¿Ir solo? Bien, muy fácil era:
yo era mi amo, el dueño de mí mismo.
Me ensillaba yo y me ponía la collera.
Simplón por fuera, por dentro un abismo.
Os digo toda la verdad, no soy ningún gusano,
me aprieto el hombro y me zarandeo,
me doy una paliza, un azote sano...
No hay contradicción, así lo veo.
¡Oh, destino, hazme un regalo!
O te lo pago y te doy las gracias:
mi aflicción, mi pena, bicho malo,
¡sepárame de ella y me salvas!
Por la mañana, ni la oyes ni la ves,
y por la noche - ¡toma ya! - conmigo en la cama.
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